Se teme legítimamente el avance del islam radical y del yihadismo en los países del Magreb. Bien saben las autoridades europeas que la desestabilización de estos países, sobre todo Argelia y Marruecos,
puede producir un choque catastrófico sobre la frontera norte del
Mediterráneo y generar problemas insolubles de acogida de inmigrantes.
Lo que pasa en Siria, tanto como en Irak, demuestra la magnitud del reto
potencial respecto de los refugiados y, como consecuencia, de la
reacción negativa de las poblaciones europeas.
Sin embargo, este temor oculta, en los dos
grandes países del Magreb, la gravedad de la situación social y
económica. El paro, tradicional en las capas populares sin cobertura
social, se ha extendido desde 2008 a las capas medias; las reducciones
drásticas de subvenciones a los productos de consumo básicos
(aceite, pan, harina, arroz, leche), la desagregación de los servicios
públicos (hospitales, escuelas), pese a, al menos en Argelia, una política de subvención estatal;
la corrupción generalizada, el bloqueo de la movilidad social para los
jóvenes que llegan a un estrecho mercado de trabajo y la imposibilidad
de crear condiciones de transformación democrática del sistema político
generan una desesperanza existencial
que empuja a la gente a emigrar a cualquier precio. De ahí que en estas
últimas décadas, varios millones de personas hayan salido de Marruecos
en busca de una vida mejor en Europa o en otros continentes. Argelia,
cuya cuenca migratoria se había reducido desde los años ochenta, vuelve
desde 2008 a registrar una importante emigración
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“Ni tenemos ni tendremos una base militar extranjera en Túnez”, ha asegurado Horchani, recordando que su país fue uno de pocos países para “se opuso a una intervención militar extranjera en Libia".
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El grupo yihadista Al Murabitún, uno de los más activos en la región
del Sahel y hasta ahora afiliado a Al Qaeda, juró hoy su lealtad a la
organización terrorista Estado Islámico (EI) e instó a los musulmanes a
unirse contra "la ofensiva cruzada contra el islam".
"En obediencia a las órdenes de Alá y del profeta de unir las filas y
evitar la división y las discrepancias, el grupo Al Murabitún jura su
lealtad al califa de los musulmanes jeque Abu Bakr al Bagdadi (líder del
EI)", anunció el cabecilla de ese grupo, Abu al Walid al Saharaui, en
un vídeo que ha sido emitido por varios foros yihadistas.
Al Murabitún ha perpetrado alguno de los atentados más mortíferos en la zona del Sahel contra intereses turísticos.
En su grabación, el dirigente yihadista instó a los musulmanes a
adherirse al EI jurando lealtad a Al Bagdadi y apoyando su califato,
declarado en amplias zonas en Irak y Siria.
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Ansar Dine, responsable de la muerte de decenas de civiles, soldados y
cascos azules de Naciones Unidas, reconoce en una carta la "integridad
territorial" del país.El líder del grupo yihadista maliense Ansar Dine,
Iyad Ag Ghali, anunció este lunes (31.10.2016) un alto el fuego a través
de una carta enviada al presidente del Alto Consejo Islámico (ACI),
Mahmud Dicko, máxima autoridad musulmana en el país. La decisión no ha
tenido respuesta de las autoridades, y se traducirá en "la paralización
de todos los ataques armados en toda la extensión del territorio (de
Mali) y especialmente en el norte del país".
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